Sí, tocó presentar
la expo de unos amigos
fotógrafos, con su respectivo
after party. Lo curioso fué que
cargaba un billete de 20 perruñándolo
varios días y al seguir un sabio consejo lo
abrí comprando un poco de comida chatarra,
mientras esperaba que llegue la gente a la casa
de los acontecimientos. Es entonces que una dulce
señorita dice: "¿desean degustar esta nueva cerveza?"
Fue así que la preli del after se dío en la misma acera por
la generosidad promocional; y el propósito de dejar fluir y no
retener transformó mi angustia monetaria en abundancia etílica.
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